Persona carismática o amenaza oculta, el peligro de las "personas encantadoras"

19/06/2017, leído 3330 veces
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Persona carismática o amenaza oculta, el peligro de las

En cada empresa hay una "persona encantadora". Las chicas le sonríen, los hombres siempre están dispuestos a hablar con él. Los colegas le aman, los jefes confían en él. Es una persona carismática.

Y casi siempre es una amenaza para la empresa y un enemigo secreto para todos los que quieren trabajar y cobrar bien.

Anatomía de encanto

Aún desde niños algunas personas notan que la gente les trata mejor que a los demás. Les permiten más, les preguntan menos, no les castigan muy fuerte. Entienden rápidamente que esto pasa gracias a su capacidad de gustar. 

Con el tiempo otras capacidades vitales resultan ser secundarias para las personas encantadoras. ¿Para qué estudiar, si le sonríes a la maestra y recibirás un sobresaliente? ¿Para qué resolver los ejercicios, si la compañera de clase te dará copiar con mucho gusto? ¿Para qué esforzarse en recogida de hierro viejo / desechos de papel y cartón, si para esto hay unos compañeros de clase fieles?

Entra en la vida adulta como un cínico. Si te ha gustado una chica, sonríe y es tuya.   Sientes pereza hacer algo, los amigos lo harán por ti. Al mismo tiempo a la persona encantadora no le interesa mucho el destino futuro de las chicas y de los amigos. Para él es un material fungible. Entonces tal persona abre las puertas de la oficina.

¿Quién tiene el poder aquí? ¡Yo tengo el poder aquí!

Como se ha dicho anteriormente, los jefes aman a tales personas. ¡Pues en vano! Porque las personas encantadoras están acostumbradas a ser personajes principales, mandar a los demás. Y aquí está el tipo asegurado de su derecho a ordenar... En esta situación la persona carismática empezará a formar su grupo de los empleados de la empresa, en el cual por supuesto será el personaje principal.

No, seguirá mirando a los ojos y sonriendo al jefe, y demostrando la lealtad, pero a sus espaldas continuará a "tomar el poder". Cuanto más poder tenga la persona encantadora, tanto menos poder tendrá el director nombrado y el propietario de la empresa.

Y con el tiempo querrá convertir el poder en el dinero y en el tiempo.

El trabajo ama a los bobos 

Primero comenzará a trabajar menos. Y sus compromisos laborales los delegará con mucho gusto a sus colegas. ¿Qué significa?

En primer lugar, los colegas van a hacer un trabajo complementario, esto significa que tendrán menos tiempo para el suyo. Como resultado el volumen total del tiempo laboral en la empresa reducirá.

En segundo lugar, la persona encantadora está dispuesta a compartir sólo el trabajo, no el éxito, ni premios de los jefes. Esto significa que los colegas ven que se puede no trabajar y vivir a cuerpo de rey. Y empiezan a trabajar a desgano. 

En tercer lugar, ya no es el dirigente quien da tareas y aprecia su cumplimiento. No, realmente lo hace otra persona y todo el mundo lo ve. ¿Y si el jefe no tiene el poder, para qué obedecerle? Como resultado nadie trabaja normalmente, la disciplina baja, y como consecuencia baja el beneficio de la empresa.

Y detrás del beneficio bajan los salarios reales de los que han venido a trabajar y cobrar el dinero.

Todo es colectivo, todo es mío

Pero para la persona encantadora no es lo más importante delegar su trabajo a los demás. Lo principal es cobrar dinero en su empresa. Pues crea su propio negocio, robando de la empresa lo más valeroso, la información y los clientes. 

El autor conoce la situación, cuando en una de las empresas de transporte de petróleo en los tanques, el subdirector les propone activamente a los clientes aprovecharse de los servicios de su propia empresa (de prestanombres). Y como hemos descubierto, las personas encantadoras son perezosas, por eso delegó la formalización de los contratos y otros trámites a los colegas, prometiendo el oro y el moro.

¿Qué vamos a hacer?

Pues las personas carismáticas son perjudiciales para todo el mundo, para el dirigente, para el colectivo y para la empresa. Pero se entiende que es imposible despedir a la persona simplemente por una sonrisa amplia y carácter alegre. Y los colegas encantados no dirán toda la verdad sobre él, al contrario van a justificarle máximamente.

Desgraciadamente, ayudará sólo el sistema de control. Sí, aunque conspira contra los jefes lejos del ordenador en la zona de descanso o cerca de la máquina de café, los complotes se realizan precisamente en los puestos de trabajo. Pues con ayuda del sistema de control Usted entenderá:

  • qué empleados trabajan realmente, la persona encantadora, a la cual premia, o los empleados callados reales;
  • lo que hace la gente en realidad, quién hace su trabajo y el complementario en lugar de otro empleado;
  • si no se realiza en la empresa el sombrío negocio en interés de la persona carismática.

No voy a a repetir las metodologías de control, las mismas están descritas detalladamente en nuestro sitio.

 

Entonces cuando desenmascare a la persona encantadora, lo coja en fraganti y esté dispuesto a expulsarlo de la empresa, le espera un espectáculo inolvidable. Primero va a llorar a moco tendido, contando sobre la hipoteca y ocho hijos pequeños. Pero cuando entienda que Usted no va a cambiar su decisión, quitará la máscara y lo verá real por primera vez. Aparecerá un hombrecillo pequeño enrabiado, seguro de que el mundo sirve sólo para satisfacer sus necesidades.  Que le odia por lo que no ha ido a remolque.

 

Recuérdelo así.

Software de monitoreo de empleados Kickidler.

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